Aún recuerdo los años de la televisión en blanco y negro donde un día apareció una pista gris con una red en el centro con dos jugadores uno a cada lado portando una raqueta de madera, uno de ellos era un español Manolo Santana que es capaz de llegar a finales de grandes torneos y ganarlos: Roland Garros, Wimbledon y el abierto de EEUU.
A partir de esos momentos todos queríamos una raqueta, con las cuerdas de colores, que nos compraban en Simago, un gran almacén de la época. En las calles pintábamos líneas y sin red jugábamos a algo parecido al tenis, pero no dos sino muchos jugadores a un lado y a otro. Unos pocos años después acudíamos a las pistas de tierra del club náutico. Nuestra referencia era Manolo Santana, ese tenista que había comenzado de recogepelotas.
Manolo ha sido todo un referente para el tenis español y para el deporte en general, gracias a él aparecimos en el mapa del tenis mundial, no éramos nadie y comenzamos a aparecer.
Una vez que dejó la competición no dejo este deporte, tuvo iniciativas, montó su club y era invitado a eventos y torneos tenísticos. Creo que todos hemos visto como iba perdiendo condiciones, alguna enfermedad debía tener, porque su cuello torcido, su dificultad para moverse, su aparente falta de atención eran palpables, pero siempre estuvo ahí.
Gracias MANOLO SANTANA.