Que de nuevo en el 2022 Rafael Nadal sea finalista de Roland Garros es algo increíble, tras sus sucesivas lesiones, su dolor permanente el pie, lo que hace esta super-estrella de nuestro deporte no tiene un calificativo adecuado.
Hoy en semifinales, tras haber vencido a Djokovic en cuatro sets, se enfrentaba a Zverev que por cierto estaba realizando el mejor torneo de su vida, de hecho en cuartos le ganó a Alcaraz en un partido donde su saque y su revés fueron determinantes. Decir que la semifinal ha sido ganada por Nadal por retirada del alemán, esguince de tobillo, cuando llevaban tres horas de partido y no habían finalizado el segundo set, 6-6, a la espera del tie-break.
Lo cierto es que no había visto tan bien a Zverev desde nunca, siempre lo he considerado un muy buen jugador que fallaba en los momentos decisivos; sin embargo, ya en cuartos frente a Carlitos lo vi bastante más centrado en el juego y sin quejarse tanto, con un saque letal y un revés difícil de contrarrestar. Pero es que hoy frente a Rafa lo he visto igual, tan solo ha flojeado en los momentos decisivos, tie-break del primero 6-2 arriba y saque, pero ha permitido que el mallorquín le remonte y le gane. En el segundo set se han dedicado a romperse el servicio el uno al otro, en un bajón de juego de Nadal, que ha logrado superar llegando a empatar a seis, punto en el que el alemán se ha doblado el tobillo de forma bastante contundente, lo han sacado en silla de ruedas y ha vuelto en muletas para retirarse, recibiendo el mayor aplauso que creo le han dado nunca.
Pero los hechos son los hechos y la posibilidad de lesión siempre está ahí, y Rafa ha pasado a la final por méritos propios, no hay reproche alguno, porque es indudable que se lo merece por su evolución en este torneo parisino.